jueves, 8 de diciembre de 2011

Bendito el lugar y el motivo de estar ahí,
bendita la coincidencia.
Bendito el reloj que nos puso puntual
ahí, bendita sea tu presencia.
Bendito Dios por encontrarnos en el camino,
y de quitarme esta soledad de mi destino.

Bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada
bendita la luz,
bendita la luz de tu mirada
desde el alma.

Benditos ojos que me esquivaban,
simulaban desdén que me ignoraba,
y de repente sostienes la mirada.
Bendito Dios por encontrarnos
en el camino y de quitarme
esta soledad de mi destino.